lunes, 30 de mayo de 2016

El Destino de Paula 3

Pues como cada semana, aqui os traigo el capitulo 3. Espero que os este gustando la historia.




Capitulo 3:

El alcohol se me había subido bastante a la cabeza, la oscuridad no ayudaba y sin saber cómo, choque contra un muro, o eso me pareció a mí, hasta que sentí que unas manos fuertes agarrarme del brazo y la cintura. Casi me caigo de culo, si no llega a ser por…¡¡¡MADRE MIA!!! Cuando pude enfocar la vista me fije en que era ese chico de ojos verdes con el que baile antes. Note mis mejillas arder con rapidez, aunque con la oscuridad no se veía nada, menos mal.
-          Perdón, no te vi. – dije con la cabeza gacha, muerta de vergüenza.
-          No pasa nada gatita, una chica tan guapa como tú nunca molesta. – me susurro “ojitos verdes” al oído con esa voz tan grave y varonil.
En un milisegundo, paso su mano de mi brazo a mi nuca y ese escalofrío volvió, entreteniéndome para no darme cuenta que acerco peligrosamente sus labios a los míos hasta unirlos. << ¡¡OH DIOS MIO!! Me está besando >> pensé cuando conseguí caer en cuenta, quedándome petrificada, hasta que cerré los ojos y le respondía al beso relajándome y sintiendo toda esa electricidad recorrerme el cuerpo (otra vez). Creo que él también lo sintió porque me apretó más contra él.
Este roce son sus labios me hizo sentir que yo ya había besado estos labios.
“Ojitos verdes” empezó con un beso dulce, pero rápidamente se fue convirtiendo en un beso intenso y sensual, cruce mis manos por su cuello y lo atraje (si se puede) más a mí, paso su lengua por mi labio inferior invitándome a profundizar el beso y yo abrí mi boca dejando paso a ese baile de nuestras lenguas, que iba aumentando el calor en los dos. Nos separamos un poco para coger aire y “ojitos verdes” apoyo su frente en la mía. Con sus labios aun pegados al os míos dijo:
-          No sabes cuánto tiempo he esperado para volver a hacer esto.- yo…no supe que decir, me quede sin palabras y… - Mmmm, eh…perdóname pero necesito ir al baño. – le dije y salí corriendo en dirección a los aseos, dejándolo ahí solo.
Todo había sido muy intenso, demasiado, y además tenía la sensación de que esto ya había pasado, era como un dejavu.
Cuando llegue el baño de chicas, como no, había una cola enorme, y como siempre, parece que las mujeres nos ponemos de acuerdo para ir al mismo tiempo al baño, además de que siempre o casi siempre vamos de dos en dos.

Alguien me tiro del brazo tan fuerte que no pude reaccionar y con la poca iluminación del pasillo para el baño no podía ver quien era. Cuando fui a gritar, me tapo la boca con una mano, mientras con la otra note como abría una puerta, en la que creo ponía “privado” y nos introdujo dentro. Me asuste y mucho, no podía gritar, todo estaba oscuro y su respiración era demasiado intensa.
Mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad, me relaje un segundo y quien fuera que me cogió susurro en mi oído: - ssh gatita, no grites, no te pasara nada. –
Al escuchar su voz…<< es “ojitos verdes” >> pensé y me relaje casi del todo. Aun estuve un tiempo en tensión, porque no sabía que sería de mí, porque a pesar de haber conocido esa noche al chico de ojos verdes, sentía como si lo conociera de toda la vida.
Adecuo la luz para que se iluminara un poco la sala, lo suficiente para poder ver que era un despacho bastante grande. Había una mesa de madera oscura, un gran sillón detrás de la mesa y dos sillones más delante. A un costado de la estancia, un pequeño mueble bar con vasos, copas y bebidas y delante del mueble, un sofá con chaise longe, en color negro o marrón oscuro y una mesita de cristal pequeña al centro.
Después de dar un giro de casi 360º sobre mis talones, dirigí mi vista al chico de ojos verdes. Él se acercó a mí y me sujeto con una mano la cintura y con la otra por la nuca, acariciándome con el pulgar la mejilla. Acerco su boca a mi oído muy despacio y pude sentir su aliento sobre mi cuello cuando me dijo: - No puedo esperar más. –
Al escuchar su voz tan grave se me erizo la piel. Me beso. No pude resistirme y rodee su cuello con mis manos pegándolo más a mí.
Empezó a darme pequeños besos por la mejilla llegando hasta la oreja para después bajar por mi cuello, mi piel quemaba por donde él me iba tocando. Subió por el mentón hasta llegar a mi boca – Te deseo desde hace años. – susurro y volvió a besarme. El beso fue subiendo de intensidad, yo baje una de mis manos a su pecho, él me acaricio la espalda con una mano y la otra la dirigió a mi muslo desnudo, subiéndola por dentro del vestido hasta agarrarme el trasero.
No me lo podía creer, no sabía ni su nombre ni nada de ojitos verdes, pero no podía parar, algo dentro de mí me decía que esto era familiar, y todo mi cuerpo ardía de pasión. Le quite la chaqueta de un tirón y puse mis manos en su cintura para agarrarle el bajo de la camiseta. Se la subí hasta el pecho y él levanto los brazos para poder terminar de sacársela. Ojos verdes llevo sus manos a mi espalda y empezó a bajarme la cremallera del vestido hasta que éste cayó a mis pies por inercia. Agarre su cinturón y lo desabroche junto a su pantalón mientras él se quitaba los zapatos. Los dos estábamos muy excitados; no sé si era la borrachera o ver su miembro tan vivo, pero lo deseaba, necesitaba tenerlo dentro de mí. “Ojitos verdes” me agarro de la cintura y tuve un impulso no muy normal en mí, salte sobre él y rodee su cintura con mis piernas. Se sorprendió por mi arrebato y esta vez fui yo quien ataco su boca. Nos besamos desenfrenadamente, arduos en deseo y note como él se fue moviendo hacia el sofá, donde se sentó y yo quede a horcajadas sobre él. Se quitó su bóxer y me arranco mis braguitas de un tirón, todo sin dejar de besarnos apasionadamente. Note como empezó a entrar en mí agarrándome fuerte de la cadera, pero rápidamente yo empecé a marcar mi ritmo. Subía y bajaba despacio, para acomodarnos el uno a l otro y sentirlo bien dentro de mí y cuando ya mi cuerpo se adaptó a su envergadura empecé a aumentar la velocidad. Cuando ya estaba a punto de llegar al clímax, mis piernas empezaron a temblar de placer y ojitos verdes tomo el control de la situación agarrándome de la cadera e incrementando la velocidad un poco más para explotar los dos llegando al orgasmo juntos, él gritando mi nombre y yo con un jadeo. Me quede apoyada en su pecho, con la cabeza en el hueco de su cuello hasta que nuestras respiraciones se tranquilizaron y volvieron a la normalidad.
“Ojos verdes” se levantó del sofá, dejándome sentada con mucha delicadeza.
-          Gracias por todo Paula, no sabes cuánto he anhelado esto, ha sido un placer. Pero me tengo que ir, así que cuando salgas, solo cierra bien la puerta. – me dijo poniéndose la ropa, dejando un breve beso en mi frente de manera cariñosa y saliendo del despacho.

Al principio me quede en shock, pero… << ¿Qué he hecho? ¿Cómo hemos entrado aquí? Y se va así, sin más, que grosero. Un momento… ¿ha dicho mi nombre? ¡¡Ha gritado mi nombre!! Pero ¿Cómo lo sabe? Yo no se lo he dicho… ¿o sí? No, estoy segura que no, él también me habría dicho el suyo, entonces… y cuando… ¡¡¡OH DIOS MIO!!! Lo ha dicho, me llamo por mi nombre. Necesito saber quién es y todas las respuestas a mis preguntas… >> Cogí mi ropa, me vestí rápidamente y salí de ese despacho.

domingo, 22 de mayo de 2016

El Destino de Paula 2

Aqui os traigo el capitulo 2.
Espero que os guste.



Al terminar la comida, subimos de nuevo al laboratorio para recoger todo y terminar los informes y como cada viernes, reúno todos mis papeles de la investigación y los meto en la carpeta para dárselos a nuestro encargado jefe, que al parecer, ya me estaba esperando.
Javier, nuestro encargado jefe, es un hombre alto, pelo castaño oscuro y los ojos negro azabache. Le gusta cuidarse e ir al gimnasio porque se le marcan los músculos debajo de las camisas. Es joven, tiene 29 años creo, y consiguió ese puesto porque fue el único que se graduó en la universidad con el título honorifico “summa cum laude”, y fue tan aclamado en empresas de otros países, que este laboratorio le dio este puesto desde el primer momento.
Lucia se enamoró de él, el primer día que entro a trabajar aquí, pero Javi siente lo mismo por ella, y es que, este joven tan guapo y sexy (para muchas) está enamorado de mi o eso creo yo, por las insinuaciones que me hace. El problema, que yo no siento lo mismo por él, para mí solo es un amigo, mi jefe y nada más. Javier me ha invitado muchas veces a salir con él, y a todas le he dicho que no, no quiero darle una esperanza que no existe, pero el muy cabezota parece no darse cuenta.
-          Pasa Paula – me dice Javi mientras se levanta de su silla y coge algo del mueble. - ¡Felicidades! Y antes de que me digas nada, esto es para ti y no aceptare un No por respuesta, es tu cumpleaños y la ocasión lo amerita. – Javi me entrega un enorme ramo de rosas rojas con calas blancas.
-          Gracias Javi, pero no tenías por qué regalarme nada. ¿Cómo sabes que son mis favoritas? – se lo agradezco dándole dos besos – aquí tienes los informes de hoy. –
-          Tengo mis contactos Paula. Nos vemos a la noche. –
-          Pero como… - no me deja terminar la frase interrumpiéndome.
-          ¿Qué? Lucia me ha invitado, ¿pensabas que no iba a ir? Siendo tú la cumpleañera no he podido negarme. – me dice Javier con una sonrisa en la cara.
-          Pues entonces nos vemos esta noche, hasta luego Javi. – le respondo con una sonrisa algo tímida. La verdad, no sé qué cara poner ya cuando me liga tan descaradamente.

---------------------
Después de tirarnos toda la tarde buscando y comprando, lo que para mi amiga Luci era el vestido y el antifaz perfectos para mí, llegamos a casa de Luis y nos hicimos algo ligero de cena, unos sándwiches de york-queso con un poco de ensalada.
Nos duchamos por turnos, nos pusimos nuestros vestidos (Luis se puso algo más informal) y para darle el gusto a mi amiga, le deje que me maquillara. Mi vestido era estilo de los años 50, negro, con escote palabra de honor aunque tenía encaje por todo el torso con brillantes negros y simulando unas pequeñas mangas. Me llegaba de largo por las rodillas y tenía tul negro por dentro de la falda para darle más volumen.
Lucia llevaba un vestido azul eléctrico, de escote palabra de honor y falda de vuelo que le llegaba bastante por encima de las rodillas. Se podría decir que le tapaba el culete y poco más. Luis por su parte, se puso unos pantalones vaqueros color ocre, con un jersey con cuello de pico y una chaqueta tipo americana encima.
Nuestras mascaras eran bastante parecidas, Luis es el más simple, se compró el antifaz de Batman. Lucia llevaba un antifaz azul marino, con brillantes por los bordes y toda la zona de arriba estaba adornada con plumas de pavo real. Y la mía…pues la mía era tipo Catwoman, sencillo y negro con detalles plateados en los bordes y alrededor de los ojos y algunos brillantes.
Lucia se esmeró mucho maquillándome, aunque no se notaba nada en exceso y como le hacía tanta ilusión, la deje hacer. << Si llevo antifaz, ¿para qué tanta insistencia en maquillarme? >> – pensé para mi sola.
En la puerta de la discoteca ya nos estaba esperando Javier. Al entrar no pude resistir mirar a todos lados y es que aunque haya venido pocas veces, siempre había una decoración diferente. Y ahora igual, está totalmente diferente a como lo recordaba.
Para llegar a nuestro reservado, tuvimos que atravesar la pista central, la cual estaba abarrotada de chicos y chicas bailando y bebiendo. Al llegar me fije que había un sillón en forma de semicírculo, de color negro de piel, una mesita redonda de cristal al centro. Había unos tres reservados más, separados por gruesas cortinas rojas. Un pasillo unía a los reservados con una exclusiva barra de bebidas.
Estuve admirando el local un largo periodo de tiempo, era muy grande y la decoración con máscaras y cosas vintage lo hacía lucir bonito y elegante. Tenía una segunda planta, en la que supongo habrá reservados aún más privados a los que irán los famosos.
Nuestro reservado era el que estaba más cerca de la pista de baile y se podía ver a todo el mundo con sus máscaras y antifaz. Algunos de los más extravagantes, otros sencillos y simples (parecían comprados en las tiendas de chinos), algunos brillaban en la oscuridad y había uno que me llamo mucho la atención, era del tipo “máscara de hierro” y le cubría toda la cara, ¿Por qué querría esconder todo el rostro?

Volví a la realidad cuando Lucia me dio un pequeño codazo y es porque Javi se ofreció a ir a pedir las bebidas. Yo le pedí un mojito de fresa, Lucia creo que pidió un daiquiri de plátano y Luis un gin tonic, creo haberle escuchado de canela. A Luis le encanta probar gin tonics nuevos y con eso de las especias que han salido, el tío se pone las botas. Javi no solo trajo las bebidas, también apareció con una botella de champan y cuatro copas.
-          Hagamos un brindis por la cumpleañera. – dijo Javier muy emocionado, juraría que él ya se tomó su copa antes de venir. De repente los tres empezaron a cantarme:
-          ¡¡ CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ, TE DESEAMOS PAULA, CUMPLEAÑOS FELIZ!!
-          Gracias chicos, pero no hagáis esto, me da vergüenza y me sacáis los colores. – sentía mis mejillas arder, menos mal que con la poca iluminación del local no se me notaba. En ese momento sentí como si alguien me mirase fijamente, es una sensación rara si llegas a sentirla e incómoda un poco.
Me gire para mirar por la pista de baile, para saber si alguien me miraba y había alguna razón por la que sentí ese escalofrío recorrerme la espalda, pero nadie me estaba mirando, todos estaban a su rollo, bailando, riendo, etc.
Brindamos y me bebí la copa de champan casi del tirón, y me senté en el sofá del reservado a tomarme mi mojito y ver a la gente divertirse.
Javier me pidió que bailase con él, pero me da mucha vergüenza hacerlo en público, no soy buena bailarina y no soporto las miradas de la gente en mí. Y el tipo de música que sonaba en ese momento tampoco me incitaba a bailar, la música electro no es de mi tipo.
Después de mi tercer mojito de fresa y unas cuantas copas de champan de mas, yo ya iba un poco achispada, que no borracha << aunque bien poco te queda, bonita (me dice mi subconsciente >> y como Luis ya me conoce, se acercó a mí.
-          Vamos mi niña, ya toca bailar, no puedes pretender estar toda la noche ahí sentada ¿no? –
-          Está bien Luis, pero solo una canción, ya sabes que no me gusta mucho bailar en público. – le dije yo y salí a la pista con él.
Lucia y Javier llevaban bailando toda la noche y ¡¡por favor!! Como se le nota Lucia que le gusta mucho Javi, no para de intentar besarlo. Comencé a moverme un poco ya en la pista, aunque no conocía la canción que sonaba. Volví a sentir ese escalofrío por mi espalda, esa sensación de que alguien te mira muy fijamente se hizo más fuerte y más presente, pero la ignore como pude, ya que pensé que eso deberían ser paranoias mías o era el alcohol provocándome malas sensaciones.
Comenzó a sonar “Valió la pena” de Marc Anthony, en versión salsa, de mis favoritas << vaya cambio radical de música, hace un momento sonaba algo parecido al rock o heavy y ahora esto, pero me encanta bailar salsa. >> pensé.
Con los primeros acordes Luis me cogió de las manos y empezamos a marcarnos un bailecito, ya que he de decir que bailar salsa se me da muy bien, ya que en nuestros años de universidad, Luis y yo íbamos tres noches en semana a clases de salsa en un pub cerca de nuestro apartamento.
Javier se quedó alucinado << y con razón, le dije hace un rato que no sabía bailar y mira por donde salgo >> y Lucia ya nos conoce y sabe que bailamos así. Termino la canción y empezó una bachata de hace unos cuantos años ya, pero que para mí nunca pasara de moda ni dejara de gustarme, “Obsesión” de Aventura. Seguí bailando con Luis cuando note de repente que unas manos me cogían de la cintura desde detrás. Pensé que era Javi, hasta que note una respiración cerca de mi cuello y un susurro en mi oído.
-          ¡Hola gatita! ¿Bailas conmigo? – me dijo un voz grave y muy varonil y en seguida me tense. Sentí como esa electricidad de antes me recorría toda la espalda y un calor se apoderaba de mi cuerpo.
Luis me soltó y asintió con la cabeza y una enorme sonrisa hacia el chico y se alejó de nosotros poniendo la señal de “ok” con las dos manos. Gire sobre mis talones y sin decir nada << no hubiera podido hacerlo de todas formas por la vergüenza del momento >> me puse a bailar la bachata. Me fije que este chico es bastante alto, 1,80 m más o menos, esta fuertecillo, marcando musculito pero sin ser exagerado, tiene los ojos gris-verdoso y el cabello rubio oscuro << o castaño, la verdad que no se ve muy bien en esta oscuridad >> cortito. Parecía como salido de un anuncio de ropa interior Calvin Klein. Pero lo que más me llamo la atención fue su máscara. Llevaba en la cara pintados unos símbolos o marcas tribales muy extraños, le cubrían casi todo el rostro y cuello y parecían como tatuajes, aunque no creo que alguien con sus características se tatuara todo eso en la cara, y si era pintura…<< necesito pedirle esa marca de maquillaje, ya que no se borra ni con el roce ni con el sudor >> pensé.
Al terminar la bachata, la cual por cierto sabía bailar bastante bien, empezó a sonar otra canción y no supe que hacer.
-          Discúlpame, pero me voy a ir con mis amigos, gracias por el baile. – dije muerta de vergüenza y excusándome.
Regrese al reservado donde solo estaba Javier, el cual me escudriñaba con los ojos de manera muy rara.
-          ¿Quién era ese? Y ¿Por qué bailabas con él? – dijo mi jefe algo malhumorado…o se podría decir ¿celoso?
-          No sé quién es, Javi, me ha pedido un baile en la pista y no me he podido negar ya que Luis literalmente me ha empujado hacia él. No he cruzado ni dos palabras. – dije defendiéndome, aunque no se ni por qué lo hacía. Es cierto que ni su nombre le pregunte, pero esos ojos verdes me recuerdan a alguien que conozco.
-          Discúlpame Paula, es que yo también te he pedido un baile y siempre me has dicho que no, y con el desconocido si has bailado. Pero bailaras conmigo ahora ¿sí? Por favor, solo una canción ¿vale? –
-          Está bien, déjame que beba algo primero. Pero solo una canción ¿ok? – dije, me pedí una coca cola y salimos a la pista de baile.
Al final no fue solo una canción, ya que se nos unieron Luis y Lucia y nos quedamos un tiempo bailando.
Luis fue a por más bebidas y a mí me trajo otro mojito, esta vez de melón y creo que ese achispamiento se había convertido en una pequeña borrachera, pero como decían mis amigos, es mi cumpleaños y tengo que disfrutarlo.

Cuando termine mi bebida, fui a dejar el vaso en la barra y al volver con mis amigos me choqué con alguien.

lunes, 16 de mayo de 2016

El Destino de Paula 1

Esta es una novela que estoy escribiendo y con ella retomare el blog, aunque tambien la tengo publicada en mi perfil de wattpad, aqui en la aplicacion la leereis mejor,  buscadme por el nombre @Ladypink83.  Y sin mas os dejo con el primer capitulo, espero que os guste.



Capítulo 1.
El invierno está por llegar y pronto será Navidad. Esta mañana me levanté como cualquier otro día para ir a trabajar. Mis monótonos días de trabajo y casa solitaria no pasan en vano, siempre se echa de menos a la familia.
Hoy todo comenzó distinto, es mi cumpleaños, 25 años, un cuarto de siglo, me hago viejita; pero me encontré un hermoso regalo, una pequeña nevada. No es algo normal que nieve un doce de diciembre, pero si, hoy día doce de diciembre, el día de mi cumpleaños hay un poco de nieve afuera. No llega a cuajar del todo y seguramente que para el medio día solo sea agua, pero es bonita.
Como cada mañana me preparo mi café con leche y un toque de vainilla y canela que lo hace más dulzón, mi ya conocida tostada de aceite y un zumito de naranja, no debemos olvidar la vitamina C en esta época del año. Preparo mis carpetas, cojo mi bolso y me voy a trabajar.
Trabajo desde hace dos años en un laboratorio de investigación médica– antes estuve un año como becaria – en el cual llevan años experimentando con unas células vegetales inmunes a muchas de nuestras enfermedades. Si consiguiéramos sintetizarlas junto a las nuestras, podríamos curar enfermedades como el cáncer, el sida, la diabetes, etc. El problema está en que cuando conseguimos un pequeño avance con esas células y las inyectamos en pequeños animales enfermos, éstos acaban rechazándolas y muriendo.
----------------
Tengo pequeños flashes en la memoria de algunas conversaciones que tenían los padres de un amigo del colegio, tendríamos unos cinco o seis años por aquel entonces - a mí ya me fascinaba el mundo de la investigación – y me quedaba embobada escuchando esas conversaciones sobre probetas, compuestos, células, etc. De todo eso, yo no entendía ni la mitad de las cosas que decían, pero si me llamaban mucho la atención esas palabrejas, y eso fue lo que me llevo a estudiar y trabajar en esto. Hoy en día no me acuerdo bien de las conversaciones y han pasado muchos años desde que Carlos desapareció de mi vida…
Carlos era mi mejor amigo del colegio y sus padres los investigadores y justo el verano antes de empezar la secundaria, él junto a su familia se fueron repentinamente, nunca supe nada más de él, ni cartas, ni llamadas, nada.
----------------
El laboratorio está  a veinte minutos en coche de mi casa y tan solo a cinco minutos del centro de Madrid. Todos los días recojo a mi amiga Lucia, también compañera de laboratorio y así contribuimos con el medio ambiente, además de ahorrarme unos euritos en el gasoil. Ella es todo lo contrario a mí, es extrovertida, atrevida, muy habladora, etc. Además de tener un físico de infarto y una belleza deslumbrante, llama la atención allá donde va por su melena rubia platino, unos rizos que le salen casi naturales y elegantes, vientre plano coma lo que coma, buen culete y unos pechos generosos, además de sus enormes ojos azul celeste.
¿Yo? Pss, ni fu ni fa, soy más bien normalita del montón. Tengo buen cuerpo pero lo tengo que cuidar bastante, pero mi pelo es castaño y liso, sin nada fuera de lo común. Lo que más llama la atención de mí son mis ojos, rasgados y de color verde esmeralda. Siempre me lo han dicho, que mis ojos cautivaran al hombre que yo quiera. Por lo demás, soy bastante tímida, introvertida – no me gusta mucho hablar de mí y mis cosas – y por supuesto nada atrevida, me encanta viajar pero no lo hago porque no conozco ni los lugares ni a nadie que viva allí para que me guie. Y nada de deportes de riesgo, eso es para los valientes y yo no soy una de ellos. Soy investigadora, lo sé, pero en mi mesa de trabajo estoy a gusto, aunque tengamos que experimentar con cosas nuevas y no sepamos los resultados. Para mi vida, prefiero la monotonía.
Pego un fuerte pitido cuando llego a casa de Lucia y al montarse en el coche en el coche me da dos sonoros besos.
-          ¡¡Buenos días guapísima!! ¿Cómo está hoy la niña del cumpleaños? ¡¡FELICIDADES!! – me grita Lucia tendiéndome un pequeña caja alargada. – esto es para ti, tu primer regalito, espero. –
-           No tenías que molestarte “hija” – siempre le digo así, ya que es un año menor que yo – pero muchas gracias. – le vuelvo a dar dos besos.
-          Tengo más sorpresas para ti, pero las iras recibiendo a lo largo del día. ¡Ábrelo! – mi amiga está un poco loca, a saber que me ha montado para hoy.
Abro la caja con cuidado – no me fio mucho de la gente – y casi me emociono al ver el contenido, una pulsera de plata con dos detallitos, un colgante en forma de probeta y una muñequita con la inscripción BBF.
-          Gracias, gracias, mil gracias Lucia.- le digo mientras me la como a besos. A pesar de mi timidez, soy muy cariñosa cuando tengo confianza.
Llegamos al laboratorio, es un edificio enorme de cuatro plantas con algunos ventanales. Por lo que se, antes era un almacén de este polígono industrial, pero lo compro la empresa Martínez & cía S.A. y lo reformaron para convertirlo en el laboratorio que es ahora. Tiene un restaurante en casi toda la planta baja donde comemos todos los trabajadores todos los días y es que nos dan unos tickets al mes para gastarlos aquí.
Por fuera sus paredes son de color crema con tres líneas verdes en la parte de arriba y el símbolo de la empresa, una probeta metida en un círculo. También está el cartel grande donde pone: “Laboratorios Martinez&Cía S.A.”
Al entrar noté que estaba más silencioso que de costumbre, pero por lo demás estaba todo como siempre. Por dentro las paredes son blancas con las tres líneas verdes en la parte de arriba horizontales, luces led en el techo para un ahorro de energía y cada puerta de laboratorio con su número arriba. El nuestro era el laboratorio número tres en la tercera planta. En la entrada nos recibe José, el guarda de seguridad.
-          Buenos días señoritas, y felicidades señorita García. – lo último va dirigido a mí, no pensaba que José sabría que hoy es mi cumpleaños.
-          Gracias José, y llámame Paula, lo de señorita no me gusta mucho. –
José es un hombre más o menos mayor, tendrá unos cuarenta y cinco años, está casado y tiene dos hijas de 10 y 8 años. Es alto, moreno, con ojos marrones y un hombre servicial y educado. Es muy simpático y amable y lleva trabajando en la empresa unos quince años, creo que desde que la abrieron.
En cada planta hay una recepción, que se encarga de recibir las visitas, de coger las llamadas telefónicas o mensajes, que después nos pasan a nosotros, de atender a los de paquetería, etc. Hoy no había nadie en recepción, ni Cintia, ni Jordán.
-          Es muy raro que no esté Cintia aquí, ¿no crees Luci? ¿Estará enferma? Pero… ¿Y Jordán? Estaría sustituyéndola, ¿no? – como siempre mi boca va por delante de mi cabeza y a veces mis pensamientos salen por mi boca antes de procesarlos, como ahora.
-          Estará en el baño Paula, Cintia tendrá sus necesidades como todo el mundo. – Lucia se encoge de hombros y sigue su camino al laboratorio.
Todo está demasiado tranquilo, no hay nadie por el pasillo y hay un silencio que da hasta pánico. Sinceramente estoy empezando a sentir miedo como en las películas.
-          Esto no me gusta Luci, todo está demasiado tranquilo. –
-          Supongo que habremos llegado antes de lo normal Paula, o puede que los demás lleguen más tarde hoy por ser viernes, o se les habrán pegado las sabanas, yo que sé. Deja de darle vueltas a todo. –
Llegamos a la puerta número 3, entro y está todo apagado, así que enciendo las luces y…
-          ¡¡¡ SORPRESA!!! – me gritan todos mis compañeros de laboratorio.
Lo habían adornado con diferentes guirnaldas en las que se podía leer “felicidades” o “feliz cumpleaños”, también había globos de colores y algunos con números y en la mesa del fondo una enorme tarta de queso con frutas del bosque, mi favorita.
-          Gracias, gracias chicas y chicos, pero no deberíais haberos molestado. Con un simple “felicidades” me hubiera conformado. – les dije a todos. – Y ahora a trabajar. –
La mañana paso normal, como de costumbre hasta la hora del almuerzo. Lucia vino a mi mesa a recogerme para bajar al restaurante a comer, en la planta baja.
-          Vamos, date prisa Paula, tengo mucha hambre y esa tarta lleva toda la mañana pidiéndome que me la coma. – esta Lucia no tiene remedio, y es muy impaciente.
-          Ya voy Lucia – le digo para que se tranquilice – apunto una cosita y nos vamos. –
Cojo mi bolso, bajamos en el ascensor y al llegar al restaurante nos sentamos en nuestra mesa. Estamos esperando que nos tomen nota cuando siento unas manos taparme los ojos.
-          ¿Quién soy? – Luis es inconfundible - ¿Y cómo está la niña de mis ojos hoy? ¡¡Felicidades!!
-          Gracias Luis. Y que graciosillo esta hoy ¿no? –
-          MA-DRE-MI-A, pero que pinta tiene esa tarta. Tiene que estar riquísima. – a Luis parece que se le iban a salir los ojos de las orbitas y la boca se le hizo agua. – me daréis un buen trozo ¿no? –
-          Pues claro Luisito, esta tarta es para todos. – le contesto Lucia.
Luis es amigo mío desde la universidad, nos conocimos el primer año, alquilamos un apartamento juntos y así compartir gastos mientras estudiábamos en la universidad. Y desde entonces no nos hemos separado. Él es mi mejor amigo junto con Lucia.
Es de esos chicos que, al igual que Luci, coma lo que coma, no engorda, siempre esta delgado, aunque Luis va al gimnasio, pero es más por tener algo de forma muscular en el cuerpo y no ser un chico enclenque. Tiene el cabello rubio oscuro con los ojos marrones, puede que a primera vista choque eso de ser rubio con ojos más bien oscuros, pero os puedo asegurar que Luis es guapísimo. Además es alto, creo que mide 1,85 metros. Por si os lo preguntáis, no, nunca hemos sido novios, y es que Luis tiene gustos peculiares, vamos, que le gustan los hombres como a mí. De hecho, en nuestros años de universidad hemos tenido algún roce por algún chico que nos ha gustado a ambos, y que resulto ser bi y quería tema con los dos a la vez. Pero yo por ahí no paso, al final se lo ligo Luisito.
-          Chicas, esta noche toca FIESTA – Luis está muy emocionado – ya va siendo hora de salir, que hace más de un mes que nos pegamos una buena juerga de chicas. –
-          Si Luis, hoy hay fiesta – esta vez es Lucia quien habla – y aquí va otro regalito Paula, tengo un reservado esta noche en la discoteca “Heaven”, así que Paulita, no te puedes negar. –
-          No se chicos, no he venido preparada y ya sabéis que cuando llego a mi casa los viernes me apetece descansar y leer un rato. – no sé cómo librarme de esta salida.
-          No, no, y no, tu hoy te vienes de fiesta con nosotros. – Lucia está totalmente convencida y así ya tengo las de perder. – con respecto a la ropa…este es otro regalo, esta vez de los dos. Al salir de aquí nos vamos a ir de compras, después nos cambiaremos, arreglaremos y cenaremos en casa de Luis. Está todo hablado. –
-          Y ¿sabes qué? Paulita, esta noche en la disco hay temática de máscaras. – esta emoción de Luis es contagiosa. – ya sabes que mi casa es tu casa. –
Contra estos dos unidos no hay quien pueda, y además, hoy es mi cumpleaños, voy a pasármelo bien, un día al año no hace daño ¿no?