domingo, 26 de junio de 2016

El Destino de Paula 7

Como cada semana, aqui os dejo el siguiente capitulo. Y os recuerdo que en la aplicacion Wattpad o en Wattpad.com se lee mucho mejor.






-          ¡Paula espera! – grita Carlos y se apresura hasta llegar a nosotras – Esto…eh… ¿tienes planes para este fin de semana? –
-          Pues…la verdad… - dudo un poco y no sé qué decirle, no suelo hacer planes tan pronto, solo estamos a lunes. – Supongo que preparar las maletas. –
-          Podríamos quedar el sábado para comer ¿te apetece? Y así nos ponemos al día. – Lucia me da un codazo, creo que quiere que diga que si para después cotillear un poco.
-          Está bien. Quedamos… ¿en puerta del sol a las 12? – no me convence mucho esto, pero quisiera resolver algunas dudas que me rondan la cabeza y creo que esta es la oportunidad.
-          Te puedo recoger en tu casa antes, si quieres, así no tienes que coger el coche. – Carlos se ha vuelto muy caballeroso, pero le diré que no.
-          No, no hace falta, prefiero ir en mi coche. – Lucia vuelve a darme un codazo, y esta vez no entiendo el por qué. – Hasta mañana Carlos. – nos despedimos y ahora es Carlos el que se acerca a mí y me da dos besos muy cerca de la comisura de mis labios.

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La semana pasa bastante tranquila, Carlos no ha vuelto a pasar por el laboratorio – supongo que tendrá que ponerse al día de todo – y se agradece, porque estoy algo nerviosa por lo del sábado y además el domingo hago maletas para irme las dos semanas de navidad con mi madre y mi abuela.
-          Por fin es viernes. – me dice Lucia – que ganas tengo de vacaciones. –
-          ¿No te vas a ningún sitio esta navidad Luci? – le pregunto, sé que el año pasado se fue a las Islas Canarias.
-          Nop (esa forma suya infantil de hablar), este año me quedo aquí, cenare con mi familia ya que viene mi hermano con mi sobrina, y mi cuñada y haremos rutas por Madrid. Hace tres años que no veo a la pequeña Lu. Tú te vas a Almería ¿verdad? –
-          Si, el tren sale el lunes por la mañana temprano a las 8:00 am. Tengo unas ganas de ver a mi madre y mi abu… -
-          Si si Paula, pero antes tienes la súper cita con “Don Jefazo”. – Lucia se ríe de mí, encomillando y canturreando lo último.
-          Si Luci, no me lo recuerdes, que ya lo hago yo solita y estoy muy nerviosa. –
Como cada viernes, nos vamos después de comer, no sin antes recoger los informes y dárselos a Javi.
-          Paula – antes de salir Javi me agarra suavemente de la muñeca - ¿Estarás en Madrid estas vacaciones? Podríamos quedar a comer o cenar, nada serio, solo como amigos. –
-          Lo siento Javier, pero me voy el lunes a mi tierra, con mi familia a pasar las vacaciones. Pero Lucia si estará, puede llamarla a ella y salir algún día por ahí. – mis intentos por que se desenamore de mi creo que no funcionan, pero seguiré intentándolo.
-          Está bien, disfruta con tu familia de este merecido descanso y salúdalos de mi parte. – Javi se despide de mí dándome dos besos en la comisura de los labios. Últimamente casi todos los hombres hacen eso, que raro.
Me sabe mal darle calabazas siempre a Javier, pero es que no siento lo mismo que creo que él siente por mí, porque yo solo lo veo como un amigo nada más, y me da pena por el que no pueda ver ese brillo que tiene Lucia en los ojos cada vez que lo mira.
Salgo del laboratorio para encontrarme con Lucia en la puerta y volvemos a nuestras respectivas casas no sin antes recordarme que me llamara el domingo para saber cómo me fue todo en mi cita.
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El sábado me levanto bien temprano, aunque no creo que se le pueda llamar levantarse, ya que no pegue ojo en toda la noche con la dichosa cita.
Me doy una buena ducha para despejar los nervios que corren por mi cuerpo y me preparo un desayuno ligero, nada de café hoy, solo el zumito y una magdalena.
Ya en mi habitación, abro mi armario y como nos suele pasar a las mujeres, no tengo nada que ponerme y empiezo a sacar ropa de todo tipo, total, mañana tengo que hacer la maleta, así que pongo los vaqueros en la cama y saco algunas camisas, camisetas y blusas. No quiero arreglarme mucho para no dar la impresión de algo que no es, pero tampoco quiero ir hecha un desastre. Al final me decanto por un vestido de la marca Desigual (me ayudo Luis a comprármelo y me decidí porque no era muy colorido) de manga larga, mis botas negras de tacón y unas medias de un tono oscurito.
Para el pelo me hice una trenza a un lado, es lo único que se hacerme aparte de la cola de caballo o dejarlo suelto. He desistido de hacerme peinados más complejos y hoy además no tengo ganas de intentar nada tampoco, así que trenza y se acabó. No suelo maquillarme mucho, así que hoy solo me pondré un poco de colorete, delineador negros en los ojos y un poco de sombre de ojos verde a juego con el vestido. Para los labios un tono rosita mate y brillo. Por suerte tengo las pestañas largas y abundantes y no necesito rímel.
Cojo mi chaqueta de salir, una negra vaquera bien calentita con forro por dentro, ya que no quiero ponerme mala estos días, me gustaría disfrutarlos con mi familia, no pasarlos en cama.
Cojo el móvil  para mirar la hora y de repente me entra un mensaje, así que lo abro para leerlo. No me lo puedo creer, es del desconocido, llevaba mucho tiempo sin recibir ninguno. El mensaje dice: “Hola Paula, creo que ya empiezan tus vacaciones, así que espero que podamos vernos en algún lugar de Madrid, o quizás me vaya yo también a Almería para poder verte de nuevo. ¿Te encuentras bien? Besos.”

Esto ya pasa de castaño a oscuro, este ojitos verdes se está convirtiendo en un acosador, ¿Cómo sabe que estoy de vacaciones? Y ¿Cómo sabe que me voy a Almería? Esto me asusta y bastante, así que decido meter el móvil en el bolso y reviso una vez más todo lo que llevo y cuando me dispongo a salir de mi casa, tocan al timbre.

sábado, 18 de junio de 2016

El Destino de Paula 6

La sexta entrega de la historia. Hoy no os entretengo con chorradas, hoy os dejo solo el capitulo.




-          ¿Paula? ¿Paula García, eres tú? – me pregunta el señor Martínez con voz grave y muy varonil.
-          Sí, soy yo. – contesto con un hilo de voz, los nervios me cierran la garganta. - ¿Ocurre algo? –
-          Eres Paula, de Almería ¿verdad? – asiento hacia el jefe - ¿No te acuerdas de mí? Soy Carlos, Carlos Martínez, fuimos juntos a primaria en el colegio. Éramos los mejores amigos por aquel entonces. –
¡¡NO PUEDE SER!! ¿Carlos? Mi mejor amigo Carlos, el que desapareció sin dar señales de vida, ¿es el dueño de esta empresa? Mi boca se abre de asombro y me quedo en estado de shock. No soy capaz de articular palabra alguna, hasta que Carlos rodea mi mesa, me cierra la boca muy suavemente (si, aun debía tenerla abierta) y me da dos besos. Entonces reacciono y me olvido completamente de donde estoy, de quienes hay alrededor y de los estatus sociales y le doy el abrazo con más añoranza del mundo.
Lo noto tensarse un poco al principio pero rápidamente me corresponde al abrazo.
-          Paula, estoy muy bien así, pero siento decirte que esto no es muy correcto aquí. Podemos quedar otro día y ponernos al día. – me susurra Carlos al oído. Vuelvo a reaccionar y deshago el abrazo pidiendo perdón a los allí presentes y me concentro en mis papeles, bajando la mirada para que nadie note el color rojo carmesí de mi cara.
No me lo puedo creer, Carlos, mi Carlos, digo mi amigo Carlos, es el jefe y dueño de este laboratorio. Que cambiado esta, y que guapo, por cierto, nunca me lo imaginaria así, ha crecido muchísimo, es alto, pelo rubio oscuro o castaño claro, no sabría definirlo bien (de pequeño era rubísimo), ojos color gris-verdoso y tiene un cuerpazo…debe ir al gimnasio porque lo note fuertecito.
Escucho ruido a mi lado y es Lucia dando palmadas para llamar mi atención, cosa que me hace salir de mi shock y traerme de nuevo a la realidad.
-          Pero que calladito te lo tenías, ¿eh pillina? – bromea Luci. - ¿En serio conoces al jefazo?
-          Sí. No. Sí. Bueno algo así. Luego en la comida te cuento. –
-          Vale, pero quiero saberlo todo con pelos y señales. –
El resto de la mañana no atino a hacer mi trabajo, por más que leo y releo los informes, por más que miro por el microscopio, no saco nada en claro, mi mente aún está digiriendo lo que ha pasado.
A las dos de la tarde, yo sigo absorta en mis pensamientos y es Lucia quien me tiene que avisar para ir a comer. Una vez en el restaurante y con la comida delante, noto como Lucia no para de mirarme.
-          ¿Qué? – pregunto después de un tiempo.
-          ¿No tienes nada que contarme, jefecilla? –
-          ¿Cómo que jefecilla? – Luis se suma a la conversación. - ¿Vosotras sabéis algo que yo no? Ve desembuchando Luci, que tú eres la de los cotilleos. –
-          Pues lo último, más reciente y que mola más que nada, es aquí nuestra querida amiga Paula, que es súper amiga del jefazo, que por cierto, se llama Carlos y esta como un tren. Es guapo, guapo. Y ahora quiero que me cuente, bueno, que nos cuente como es que lo conoce. –
-          ¿Sííí? ¡Ay pillina!! Que bien escondido lo tenías ¿eh? – este Luis y sus cosas. – Vaya, vaya, así que el jefazo y tú…ya sabéis ¿no? – Luis hace un gesto con las manos como diciendo que Carlos y yo estamos liados.
-          ¡¡NOOOO!! Por favor Luis, no sé cómo puedes pensar así, me conocéis y sabéis que no soy de esas. – esto se está yendo de las manos, mejor les cuento las cosas como son. – Puff… - resoplo y suspiro. – A ver, por donde empiezo… -
-          Pues por el principio mujer. – Lucia siempre quiere saberlo todo. - ¿Os habéis liado? ¿Lo conoces desde hace mucho? ¿Por qué nunca me hablaste de él? Y lo peor de todo ¿Por qué nunca me lo presentaste? – me atropella a preguntas. Luis está mirándome fijamente para no perderse detalle tampoco, menudos amigos cotillas que tengo.
-          Bueno, por partes. Éramos los mejores amigos en primaria, desde bien pequeños nos conocemos, creo que desde que íbamos a la escuela infantil, pero con diez u once años se fue, desapareció, nadie del barrio supo nunca a donde se fueron su familia y él y yo jamás recibí una carta o una llamada telefónica, nada. Y no, nunca nos hemos liado, éramos muy jóvenes para pensar en esas cosas. – Creo que no podría haberlo resumido mejor.
-          Y ahora…ahora que os habéis reencontrado ¿Qué piensas hacer? –
-          No lo sé Lucia, prácticamente no sé nada de él, ni siquiera sabía si vivía aquí en España o en el extranjero. Ni siquiera sabía si estaba vivo, esto es muy raro. – y es verdad, no sé qué hacer, la relación que teníamos de amistad ya no existe, ¿Qué hago? ¿empezar de cero? ¿y si él no quiere retomar la amistad? Además no creo que se pudiera dar el caso, ahora somos jefe y empleada y sería muy incómodo por mi parte.
La hora que teníamos para comer termina y volvemos al trabajo. Las dos horas que me quedan para salir se me hacen eternas.



Miro el reloj y veo que son las cinco de la tarde ¡¡Por fin!! Hoy ha sido un día muy largo. Recojo los informes, las muestras y todos los cachivaches que tengo por la mesa. Lucia ya viene hacia mí y nos despedimos de Javier. Él aún se quedara un rato, hoy ha tenido el día muy ajetreado.
Jose como siempre tan atento, se despide de nosotras en la puerta.
-          ¿Qué tal ha ido el día señoritas? – ya he dicho que Jose es muy educado.
-          Demasiado largo hoy. – respondo yo resoplando.
-          Muy intenso, lleno de cotilleos y por fin conocimos al jefazo. – Lucia siempre con su optimismo y su alegría.
-          ¿Conocieron al señor Martínez? ¿Y qué les pareció? –
-          ¡Ay Jose! Si yo te contara, es guapísimo, pero aquí la amiga Paula ya lo conocía muy bien de mucho antes. – Luci siempre está cotilleando, no es mala persona, pero no puede tener la boca callada, aunque sabe bien con quien puede hablar y con quién no.
-          ¿Es verdad eso señorita García? –
-          Bueno si Jose, más o menos, es una larga historia y hoy estoy un poco cansada, ¿nos vamos ya Luci? –
-          Que aguafiestas eres, de verdad Paula. Bueno Jose, hasta mañana. Y dale saludos a tu mujer y tus hijas. –
Cuando nos disponíamos a salir por la puerta escucho mi nombre a lo lejos. Lucia y yo nos volteamos para ver quien estaba gritando.

-          ¡¡PAULA!! ¡¡PAULA ESPERA!! - 

jueves, 9 de junio de 2016

El Destino de Paula 5

Se que no es domingo, estamos a jueves, pero la tendinitis de mi rodilla me pide un poco de reposo y como ya me muevo bastante por la mañana, descanso por la tarde y me ha dado tiempo de subir un nuevo capitulo.




Capitulo 5
Voy por mi tercera taza de café, no he pegado ojo en toda la noche por el dichoso mensaje. ¿Cómo “ojitos verdes” ha podido conseguir mi número de móvil? No he parado de darle vueltas al asunto.
Me termino el café, me pongo unos leggin de deportes, camiseta y sudadera, mis zapatillas deportivas y salgo a correr un poco por mi barrio. Eso me despejara la mente (creo y espero). Me pongo los cascos y pongo la música variada aleatoria que tengo en el móvil. Cuando he recorrido unas tres manzanas me suena la llegada de un mensaje de wasap al móvil y pedo tal respingo del susto que hasta la pobre abuelita que pasaba por mi lado se disculpa creyendo que ha sido ella la que me ha asustado. Pobre mujer que no tiene culpa de nada y rápidamente se lo hago saber.
Saco mi móvil del brazalete donde lo llevo a buen recaudo y me dispongo a leer el mensaje. Por supuesto estoy muy nerviosa ¿y si es de nuevo “ojos verdes”? ¿Qué hago? ¿Le contesto?
-          ¡Hola guapa! ¿Cómo amaneciste hoy? Me gustaría invitarte a comer, ¿te apetece? Besos. – ¡Uf! Es Javier el del mensaje. Eso me tranquiliza, pero este chico está empeñado en tener una cita conmigo y ya no sé cómo darle más largas o como hacerle saber que nunca tendrá tal cita. Y tampoco sé cómo decirle que no siento nada por él, solo amistad. Además esta Lucia, que esta coladita por él y jamás le haría algo así a una amiga (podría decirse la única amiga). A pesar de todo, le contesto al mensaje.
-          No creo que sea buena idea Javi, tú eres mi jefe, aunque mi amigo también, pero aun así sería muy raro y ya tengo comida para hoy y sabes que no me gusta tirar la comida. Otro día tal vez, y podría venirse Lucia y Luis, ya sabes que son mis inseparables.
No quiero darle esperanzas, pero no sé qué más decirle. En realidad no tengo nada para comer, pero ya me preparare algo, total solo tengo que cocinar para uno, para mí.
Guardo el móvil de nuevo en el brazalete y me doy cuenta que estoy frente al quiosco del señor Gómez, así que entro para comprarme algo. Aureliano es el dueño de este negocio desde que era joven, el local era de su padre y con unos ahorros consiguió montar el pequeño quiosco. Primero solo vendía periódicos, revistas, algunos aperitivos y encurtidos, pero poco a poco fue añadiendo más alimentos como bebidas refrescantes, leche, huevos, harina, etc. Todo ese tipo de cosas que te pueden hacer falta en cualquier momento. Aureliano se casó con una mujer magnifica, excelente cocinera y con el paso del tiempo aumentaron el negocio. Reformaron un poco el resto del local en una cocina, y se pusieron a vender también comidas para llevar, caseras y muy ricas. Y ya que estoy aquí, me llevare algo para comer, media ración de croquetas caseras (la señora Manuela <así se llama ella> las hace con mucho cariño y están deliciosas).
Por supuesto también me llevo mi bolsa de palomitas y mi bolsón de chucherías para esta tarde. Hoy toca tarde de cine en casa, veré algunas películas que tengo pendientes y así poder olvidarme del mensajito que me tiene sin dormir.


Cuando termino de comer y recojo todo, me preparo mi portátil, las palomitas y chucherías y me voy a mi habitación. Justo cuando le doy a play para ver la peli, me llega un e-mail y para no tocar el ordenador, decido mirarlo por el móvil.
Es del laboratorio, dice que mañana vendrá a hacernos una visita el jefe y dueño de la empresa. Por fin lo conoceré (eso espero) después de dos años trabajando allí con las cenas de navidad y fiestas empresariales y demás, por fin se digna a aparecer. No es que me importe mucho, porque seguro que es un vejestorio podrido de dinero, pero siempre gusta saber para quien trabajas.
Aunque los rumores que hay en el laboratorio dicen que es muy joven, veintipocos años y estaba terminando sus estudios, por eso no había aparecido aun. No sé si creerme todo eso, porque ya se sabe que los rumores crecen según se van contando o a veces incluso son fantasías de alguien que empieza contándolas y al final es como el juego del teléfono escacharrado.
Vuelvo a darle a play de la película y me acomodo en la cama.
Al terminar me doy una buena ducha, ceno un poco de lechuga con atún y cuando ya estoy dispuesta a leer un poco, suena mi teléfono. Miro la pantalla << creo que me estoy obsesionando >> y es Lucia. Descuelgo.
-          ¡¡TIA!! ¿HAS VISTO EL E-MAIL? MAÑANA CONOCEREMOS AL JEFAZO BUENORRO. – creo que me acaba de dejar sorda de un oído de los gritos que ha pegado Lucia, como se nota que eso a ella la emociona, ya que es la que me cuenta todos los cotilleos de la empresa. - ¿Crees que pasara por nuestra sección? – me pregunta.
-          No lo sé Lucia, si se pasa pues bien y si no, pues no pasa nada, en otra ocasión será. – mi voz suena bastante desinteresada que es como me siento.
-          Estoy súper nerviosa, es mi primer trabajo serio y quiero causar muy buena impresión. No voy a dormir nada esta noche pensando en qué me pondré. – esta Luci esta como una cabra.

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A la mañana siguiente hago lo de siempre. Cuando recojo a Lucia, me vuelve a pegar otro grito de la emoción y se pasa todo el camino hablando de la visita de hoy, se ha arreglado de más, pero no voy a decirle nada para no estropearle su ilusión.
Cuando llegamos a la empresa, todo está preparado, saludamos al vigilante y nos vamos a nuestra sección.
Javier me llama a su oficina en cuanto me ve para darme las directrices del trabajo de hoy, recordarme la visita (por si no había leído el e-mail) y decirme que si viene por aquí que sigamos trabajando como siempre. Además me delega un poco más de trabajo, ya que el tendrá que estar con la directiva de esta empresa y el resto de encargados de sección.
Ya en mi puesto reviso los informes, le doy a Lucia y otros compañeros lo que tienen que ir haciendo y preparamos todo el material necesario.
Cuando llevamos unas tres horas de trabajo, más o menos, se escucha mucho ruido en el pasillo y de repente Javier entra.
-          Chicos y chicas, sé que os dije que actuarais con normalidad, pero dejad lo que estéis haciendo ahora mismo y atenderme. El Señor Martínez está aquí y quiere ver nuestra sección y comprobar que todo va bien. Sed amables y contestad a todo lo que se os pregunte. – se nota que Javier se ha puesto algo nervioso por la presencia del jefe.
En cuanto acaba de hablar se gira y dice algo hacia fuera. De repente entra un joven seguido de unas cinco personas algo más mayores que él. Supongo que el joven es el Señor Martínez.
El jefe se detiene al verme y se me acerca con paso decidido. Su cara me es familiar, yo diría que demasiado, pero no logro sacar de donde lo conozco. El Señor Martínez se par ajusto delante de mi mesa y pregunta:

-          ¿Paula? ¿Paula García, eres tú?

domingo, 5 de junio de 2016

El Destino de Paula 4

Como cada domingo, aqui esta el nuevo capitulo. Espero que os guste.








Caputilo 4
En la pista de baile no logre localizar a mis amigos y tampoco vi la cara del chico misterioso, así que decidí ir al reservado a por mí bolso para llamar a un taxi.
Allí estaban los tres bebiendo.
-          ¿Dónde te has metido Paula? – dijo Lucia enfadada, pero cambio rápido su cara cuando me vio bien. - ¡TU! Tú te has enrollado con alguien, ¿verdad? –
-          ¡Ay pillina! Que al final te has ligado al buenorro ese de los tatuajes ¿eh? – Luis siempre con su cara de haber triunfado conmigo.
-          Chicos basta, me estáis sacando los colores de la vergüenza, no hay nada que contar y estoy muy cansada ¿podemos irnos ya a casa? – si pongo cara de pena seguro que me hacen más caso, porque Luis y Lucia no acceden fácilmente a irse sin que haya acabado la fiesta.
-          Está bien Paulita, pero mañana me cuentas todo con pelos y señales. – Lucia cogió su bolso y el mío y se dirigió a la salida.
Al salir, hacia frio y tuve que agarrarme los brazos para no tiritar, ya que no llevaba chaqueta. Javier me coloco la suya sobre mis hombros y  me agarro de la cintura para susurrarme – Espero que lo hayas pasado bien en tu cumpleaños princesa, yo te he echado de menos. – dijo para luego soltarme. – Buenos chicos, ha sido una noche estupenda, lo he pasado genial, gracias por invitarme Lucia. El lunes me devuelves la chaqueta Paula. – Javier se despidió dándole dos besos a Lucia, un abrazo a Luis y a mí los dos besos muy cerca de la comisura de los labios.

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A la mañana siguiente me levante con un terrible dolor de cabeza. Siempre que salgo con estos dos me pasa lo mismo, me convencen para beber y beber y al día siguiente estoy como si me hubiera atropellado un camión y me digo a mi misma que no habrá próxima vez pero al final siempre consiguen que salga.
Me dirijo al baño para lavarme un poco la cara y de camino a la cocina me encuentro con Luis en el pasillo con una taza de café en sus manos. No sé cómo este tío se levanta tan fresco después de una larga noche de fiesta.
Me preparo mi taza de café bajo la atenta mirada de Luis y justo cuando voy a dar mi primer trago al café me dice:
-          ¿Qué tal anoche con “Don Misterio”? parece que lo pasaste muy bien. –
-          Deja de mirarme así, no pienso contar nada, no pasó nada, solo un bailecito y un pequeño beso, y ni siquiera me dijo su nombre. –
-          ¿NOOO? – a Luis se le abrieron los ojos como platos de golpe. – pero si parecía que os conocíais desde hace mucho. –
Esa sensación también la tuve yo, parecía como si nos conociéramos, pero es imposible, no tengo apenas amigos ya que soy bastante reservada y de mi infancia y adolescencia no tengo contacto con nadie.
Me termino mi café mientras Luis lava su taza y le digo que voy a darme una ducha. Él se pone a ver la tele Luci aun duerme, así que aprovecho y tardo un poquito más en la ducha.
Cuando el agua caliente toca mi piel, los recuerdos de anoche me acuden a la mente como flashes.
<< ¿Quién podría ser ese chico? >> Me pregunto en voz alta. << ¿Pero cómo pude hacer lo que hice? >> ¡Oh Dios mío! Jamás había hecho algo así, con ninguno de mis novios de la universidad, no suelo lanzarme a la primera como una fresca. Pero parecía como si no fuera la primera vez, como si ya hubiera hecho esto antes, algo en mi me decía que a ese chico ya lo conocía. Y esas marcas que tenía por todo el cuerpo, eran como cicatrices recientes… Unos golpes en la puerta me devolvieron a la realidad.
-          ¡¡Paula!! Vamos mujer, no tardes tanto, que me hago pis. – ésta es Lucia, directa y sincera.
-          ¡Ya voy! Ya salgo Luci, dos minutillos.-
Corto el agua, me envuelvo en una toalla y al abrir la puerta, mi amiga tira de mí, entra en el baño y cierra la puerta.

Luis nos tenía el día preparado, un sábado que pasaríamos en la calle. Nos llevó a comer al restaurante de un amigo suyo y eran todo “delicatesen”, <<con lo rara que soy yo para comer>> pero al final conseguí probar varias cosas más o menos normalitas.
Después de un café aromatizado, el mío de fresa, Luis de coco y Lucia de vainilla, nos fuimos a casa de Luis a recoger las cosas.
Deje a Lucia en su casa y me dirigí a la mía. Justo cuando estaba llegando a mi casa me entro un mensaje al móvil. << Qué se les habrá olvidado a estos dos locos. >> pensé. Aparque justo delante y antes de bajarme del coche, cogí mi móvil.
Me resulto extraño que fuese un número desconocido, aun así lo abrí para leerlo y decía:


-          “Gracias por lo de anoche Paula, me encanto volver a verte después de tanto tiempo. Me gustó mucho volver a sentirte y espero que te estés cuidando y no te traiga problemas lo que hicimos. Espero volver a verte algún día. Besos.”