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¡Paula espera! –
grita Carlos y se apresura hasta llegar a nosotras – Esto…eh… ¿tienes planes
para este fin de semana? –
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Pues…la verdad… -
dudo un poco y no sé qué decirle, no suelo hacer planes tan pronto, solo
estamos a lunes. – Supongo que preparar las maletas. –
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Podríamos quedar
el sábado para comer ¿te apetece? Y así nos ponemos al día. – Lucia me da un
codazo, creo que quiere que diga que si para después cotillear un poco.
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Está bien. Quedamos…
¿en puerta del sol a las 12? – no me convence mucho esto, pero quisiera
resolver algunas dudas que me rondan la cabeza y creo que esta es la
oportunidad.
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Te puedo recoger
en tu casa antes, si quieres, así no tienes que coger el coche. – Carlos se ha
vuelto muy caballeroso, pero le diré que no.
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No, no hace falta,
prefiero ir en mi coche. – Lucia vuelve a darme un codazo, y esta vez no
entiendo el por qué. – Hasta mañana Carlos. – nos despedimos y ahora es Carlos
el que se acerca a mí y me da dos besos muy cerca de la comisura de mis labios.
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La semana pasa bastante
tranquila, Carlos no ha vuelto a pasar por el laboratorio – supongo que tendrá que
ponerse al día de todo – y se agradece, porque estoy algo nerviosa por lo del sábado
y además el domingo hago maletas para irme las dos semanas de navidad con mi
madre y mi abuela.
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Por fin es
viernes. – me dice Lucia – que ganas tengo de vacaciones. –
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¿No te vas a ningún
sitio esta navidad Luci? – le pregunto, sé que el año pasado se fue a las Islas
Canarias.
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Nop
(esa forma suya infantil de hablar), este año me quedo aquí, cenare con mi
familia ya que viene mi hermano con mi sobrina, y mi cuñada y haremos rutas por
Madrid. Hace tres años que no veo a la pequeña Lu. Tú te vas a Almería ¿verdad?
–
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Si, el tren sale
el lunes por la mañana temprano a las 8:00 am. Tengo unas ganas de ver a mi
madre y mi abu… -
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Si si Paula, pero
antes tienes la súper cita con “Don Jefazo”. – Lucia se ríe de mí, encomillando
y canturreando lo último.
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Si Luci, no me lo
recuerdes, que ya lo hago yo solita y estoy muy nerviosa. –
Como cada viernes, nos
vamos después de comer, no sin antes recoger los informes y dárselos a Javi.
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Paula – antes de
salir Javi me agarra suavemente de la muñeca - ¿Estarás en Madrid estas
vacaciones? Podríamos quedar a comer o cenar, nada serio, solo como amigos. –
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Lo siento Javier,
pero me voy el lunes a mi tierra, con mi familia a pasar las vacaciones. Pero
Lucia si estará, puede llamarla a ella y salir algún día por ahí. – mis intentos
por que se desenamore de mi creo que no funcionan, pero seguiré intentándolo.
-
Está bien,
disfruta con tu familia de este merecido descanso y salúdalos de mi parte. –
Javi se despide de mí dándome dos besos en la comisura de los labios. Últimamente
casi todos los hombres hacen eso, que raro.
Me sabe mal darle
calabazas siempre a Javier, pero es que no siento lo mismo que creo que él
siente por mí, porque yo solo lo veo como un amigo nada más, y me da pena por
el que no pueda ver ese brillo que tiene Lucia en los ojos cada vez que lo
mira.
Salgo del laboratorio
para encontrarme con Lucia en la puerta y volvemos a nuestras respectivas casas
no sin antes recordarme que me llamara el domingo para saber cómo me fue todo
en mi cita.
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El sábado me
levanto bien temprano, aunque no creo que se le pueda llamar levantarse, ya que
no pegue ojo en toda la noche con la dichosa cita.
Me doy una buena
ducha para despejar los nervios que corren por mi cuerpo y me preparo un
desayuno ligero, nada de café hoy, solo el zumito y una magdalena.
Ya en mi habitación,
abro mi armario y como nos suele pasar a las mujeres, no tengo nada que ponerme
y empiezo a sacar ropa de todo tipo, total, mañana tengo que hacer la maleta, así
que pongo los vaqueros en la cama y saco algunas camisas, camisetas y blusas. No
quiero arreglarme mucho para no dar la impresión de algo que no es, pero
tampoco quiero ir hecha un desastre. Al final me decanto por un vestido de la
marca Desigual (me ayudo Luis a comprármelo y me decidí porque no era muy
colorido) de manga larga, mis botas negras de tacón y unas medias de un tono
oscurito.
Para el pelo me
hice una trenza a un lado, es lo único que se hacerme aparte de la cola de
caballo o dejarlo suelto. He desistido de hacerme peinados más complejos y hoy además
no tengo ganas de intentar nada tampoco, así que trenza y se acabó. No suelo
maquillarme mucho, así que hoy solo me pondré un poco de colorete, delineador
negros en los ojos y un poco de sombre de ojos verde a juego con el vestido. Para
los labios un tono rosita mate y brillo. Por suerte tengo las pestañas largas y
abundantes y no necesito rímel.
Cojo mi chaqueta
de salir, una negra vaquera bien calentita con forro por dentro, ya que no
quiero ponerme mala estos días, me gustaría disfrutarlos con mi familia, no
pasarlos en cama.
Cojo el móvil para mirar la hora y de repente me entra un
mensaje, así que lo abro para leerlo. No me lo puedo creer, es del desconocido,
llevaba mucho tiempo sin recibir ninguno. El mensaje dice: “Hola Paula, creo que ya empiezan tus vacaciones, así que espero que
podamos vernos en algún lugar de Madrid, o quizás me vaya yo también a Almería
para poder verte de nuevo. ¿Te encuentras bien? Besos.”
Esto ya pasa de castaño
a oscuro, este ojitos verdes se está convirtiendo en un acosador, ¿Cómo sabe
que estoy de vacaciones? Y ¿Cómo sabe que me voy a Almería? Esto me asusta y
bastante, así que decido meter el móvil en el bolso y reviso una vez más todo
lo que llevo y cuando me dispongo a salir de mi casa, tocan al timbre.