Caputilo 4
En la pista de baile no logre
localizar a mis amigos y tampoco vi la cara del chico misterioso, así que decidí
ir al reservado a por mí bolso para llamar a un taxi.
Allí estaban los tres bebiendo.
-
¿Dónde
te has metido Paula? – dijo Lucia enfadada, pero cambio rápido su cara cuando
me vio bien. - ¡TU! Tú te has enrollado con alguien, ¿verdad? –
-
¡Ay
pillina! Que al final te has ligado al buenorro ese de los tatuajes ¿eh? – Luis
siempre con su cara de haber triunfado conmigo.
-
Chicos
basta, me estáis sacando los colores de la vergüenza, no hay nada que contar y
estoy muy cansada ¿podemos irnos ya a casa? – si pongo cara de pena seguro que
me hacen más caso, porque Luis y Lucia no acceden fácilmente a irse sin que
haya acabado la fiesta.
-
Está
bien Paulita, pero mañana me cuentas todo con pelos y señales. – Lucia cogió su
bolso y el mío y se dirigió a la salida.
Al salir, hacia frio y tuve que agarrarme
los brazos para no tiritar, ya que no llevaba chaqueta. Javier me coloco la
suya sobre mis hombros y me agarro de la
cintura para susurrarme – Espero que lo hayas pasado bien en tu cumpleaños
princesa, yo te he echado de menos. – dijo para luego soltarme. – Buenos chicos,
ha sido una noche estupenda, lo he pasado genial, gracias por invitarme Lucia. El
lunes me devuelves la chaqueta Paula. – Javier se despidió dándole dos besos a
Lucia, un abrazo a Luis y a mí los dos besos muy cerca de la comisura de los
labios.
--------------------------------------------------------------------------
A la mañana siguiente me levante con un
terrible dolor de cabeza. Siempre que salgo con estos dos me pasa lo mismo, me
convencen para beber y beber y al día siguiente estoy como si me hubiera
atropellado un camión y me digo a mi misma que no habrá próxima vez pero al
final siempre consiguen que salga.
Me dirijo al baño para lavarme un
poco la cara y de camino a la cocina me encuentro con Luis en el pasillo con
una taza de café en sus manos. No sé cómo este tío se levanta tan fresco después
de una larga noche de fiesta.
Me preparo mi taza de café bajo la
atenta mirada de Luis y justo cuando voy a dar mi primer trago al café me dice:
-
¿Qué
tal anoche con “Don Misterio”? parece
que lo pasaste muy bien. –
-
Deja
de mirarme así, no pienso contar nada, no pasó nada, solo un bailecito y un
pequeño beso, y ni siquiera me dijo su nombre. –
-
¿NOOO?
– a Luis se le abrieron los ojos como platos de golpe. – pero si parecía que os
conocíais desde hace mucho. –
Esa sensación también la tuve yo, parecía
como si nos conociéramos, pero es imposible, no tengo apenas amigos ya que soy
bastante reservada y de mi infancia y adolescencia no tengo contacto con nadie.
Me termino mi café mientras Luis
lava su taza y le digo que voy a darme una ducha. Él se pone a ver la tele Luci
aun duerme, así que aprovecho y tardo un poquito más en la ducha.
Cuando el agua caliente toca mi
piel, los recuerdos de anoche me acuden a la mente como flashes.
<< ¿Quién podría ser ese
chico? >> Me pregunto en voz alta. << ¿Pero cómo pude hacer lo que
hice? >> ¡Oh Dios mío! Jamás había hecho algo así, con ninguno de mis
novios de la universidad, no suelo lanzarme a la primera como una fresca. Pero parecía
como si no fuera la primera vez, como si ya hubiera hecho esto antes, algo en
mi me decía que a ese chico ya lo conocía. Y esas marcas que tenía por todo el
cuerpo, eran como cicatrices recientes… Unos golpes en la puerta me devolvieron
a la realidad.
-
¡¡Paula!!
Vamos mujer, no tardes tanto, que me hago pis. – ésta es Lucia, directa y
sincera.
-
¡Ya
voy! Ya salgo Luci, dos minutillos.-
Corto el agua, me envuelvo en una toalla y
al abrir la puerta, mi amiga tira de mí, entra en el baño y cierra la puerta.
Luis nos tenía el día preparado, un
sábado que pasaríamos en la calle. Nos llevó a comer al restaurante de un amigo
suyo y eran todo “delicatesen”, <<con lo rara que soy yo para
comer>> pero al final conseguí probar varias cosas más o menos
normalitas.
Después de un café aromatizado, el mío
de fresa, Luis de coco y Lucia de vainilla, nos fuimos a casa de Luis a recoger
las cosas.
Deje a Lucia en su casa y me dirigí
a la mía. Justo cuando estaba llegando a mi casa me entro un mensaje al móvil.
<< Qué se les habrá olvidado a estos dos locos. >> pensé. Aparque justo
delante y antes de bajarme del coche, cogí mi móvil.
Me resulto extraño que fuese un número
desconocido, aun así lo abrí para leerlo y decía:
-
“Gracias
por lo de anoche Paula, me encanto volver a verte después de tanto tiempo. Me gustó
mucho volver a sentirte y espero que te estés cuidando y no te traiga problemas
lo que hicimos. Espero volver a verte algún día. Besos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario