Capitulo 5
Voy por mi tercera taza
de café, no he pegado ojo en toda la noche por el dichoso mensaje. ¿Cómo “ojitos
verdes” ha podido conseguir mi número de móvil? No he parado de darle vueltas
al asunto.
Me termino el café, me
pongo unos leggin de deportes, camiseta y sudadera, mis zapatillas deportivas y
salgo a correr un poco por mi barrio. Eso me despejara la mente (creo y
espero). Me pongo los cascos y pongo la música variada aleatoria que tengo en
el móvil. Cuando he recorrido unas tres manzanas me suena la llegada de un
mensaje de wasap al móvil y pedo tal respingo del susto que hasta la pobre
abuelita que pasaba por mi lado se disculpa creyendo que ha sido ella la que me
ha asustado. Pobre mujer que no tiene culpa de nada y rápidamente se lo hago
saber.
Saco mi móvil del
brazalete donde lo llevo a buen recaudo y me dispongo a leer el mensaje. Por supuesto
estoy muy nerviosa ¿y si es de nuevo “ojos verdes”? ¿Qué hago? ¿Le contesto?
-
¡Hola guapa! ¿Cómo amaneciste hoy? Me gustaría invitarte
a comer, ¿te apetece? Besos.
– ¡Uf! Es Javier el del mensaje. Eso me tranquiliza, pero este chico está
empeñado en tener una cita conmigo y ya no sé cómo darle más largas o como
hacerle saber que nunca tendrá tal cita. Y tampoco sé cómo decirle que no
siento nada por él, solo amistad. Además esta Lucia, que esta coladita por él y
jamás le haría algo así a una amiga (podría decirse la única amiga). A pesar de
todo, le contesto al mensaje.
-
No creo que sea buena idea Javi, tú eres mi jefe,
aunque mi amigo también, pero aun así sería muy raro y ya tengo comida para hoy
y sabes que no me gusta tirar la comida.
Otro día tal vez, y podría venirse Lucia
y Luis, ya sabes que son mis inseparables. –
No quiero darle
esperanzas, pero no sé qué más decirle. En realidad no tengo nada para comer,
pero ya me preparare algo, total solo tengo que cocinar para uno, para mí.
Guardo el móvil de
nuevo en el brazalete y me doy cuenta que estoy frente al quiosco del señor Gómez,
así que entro para comprarme algo. Aureliano es el dueño de este negocio desde
que era joven, el local era de su padre y con unos ahorros consiguió montar el
pequeño quiosco. Primero solo vendía periódicos, revistas, algunos aperitivos y
encurtidos, pero poco a poco fue añadiendo más alimentos como bebidas
refrescantes, leche, huevos, harina, etc. Todo ese tipo de cosas que te pueden
hacer falta en cualquier momento. Aureliano se casó con una mujer magnifica,
excelente cocinera y con el paso del tiempo aumentaron el negocio. Reformaron un
poco el resto del local en una cocina, y se pusieron a vender también comidas
para llevar, caseras y muy ricas. Y ya que estoy aquí, me llevare algo para
comer, media ración de croquetas caseras (la señora Manuela <así se llama
ella> las hace con mucho cariño y están deliciosas).
Por supuesto también
me llevo mi bolsa de palomitas y mi bolsón de chucherías para esta tarde. Hoy
toca tarde de cine en casa, veré algunas películas que tengo pendientes y así
poder olvidarme del mensajito que me tiene sin dormir.
Cuando termino de
comer y recojo todo, me preparo mi portátil, las palomitas y chucherías y me
voy a mi habitación. Justo cuando le doy a play
para ver la peli, me llega un e-mail y para no tocar el ordenador, decido
mirarlo por el móvil.
Es del laboratorio,
dice que mañana vendrá a hacernos una visita el jefe y dueño de la empresa. Por
fin lo conoceré (eso espero) después de dos años trabajando allí con las cenas
de navidad y fiestas empresariales y demás, por fin se digna a aparecer. No es
que me importe mucho, porque seguro que es un vejestorio podrido de dinero,
pero siempre gusta saber para quien trabajas.
Aunque los rumores
que hay en el laboratorio dicen que es muy joven, veintipocos años y estaba
terminando sus estudios, por eso no había aparecido aun. No sé si creerme todo
eso, porque ya se sabe que los rumores crecen según se van contando o a veces
incluso son fantasías de alguien que empieza contándolas y al final es como el
juego del teléfono escacharrado.
Vuelvo a darle a play de la película y me acomodo en la
cama.
Al terminar me doy
una buena ducha, ceno un poco de lechuga con atún y cuando ya estoy dispuesta a
leer un poco, suena mi teléfono. Miro la pantalla << creo que me estoy
obsesionando >> y es Lucia. Descuelgo.
-
¡¡TIA!! ¿HAS VISTO
EL E-MAIL? MAÑANA CONOCEREMOS AL JEFAZO BUENORRO. – creo que me acaba de dejar
sorda de un oído de los gritos que ha pegado Lucia, como se nota que eso a ella
la emociona, ya que es la que me cuenta todos los cotilleos de la empresa. -
¿Crees que pasara por nuestra sección? – me pregunta.
-
No lo sé Lucia, si
se pasa pues bien y si no, pues no pasa nada, en otra ocasión será. – mi voz
suena bastante desinteresada que es como me siento.
-
Estoy súper
nerviosa, es mi primer trabajo serio y quiero causar muy buena impresión. No voy
a dormir nada esta noche pensando en qué me pondré. – esta Luci esta como una
cabra.
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A la mañana
siguiente hago lo de siempre. Cuando recojo a Lucia, me vuelve a pegar otro
grito de la emoción y se pasa todo el camino hablando de la visita de hoy, se
ha arreglado de más, pero no voy a decirle nada para no estropearle su ilusión.
Cuando llegamos a
la empresa, todo está preparado, saludamos al vigilante y nos vamos a nuestra sección.
Javier me llama a
su oficina en cuanto me ve para darme las directrices del trabajo de hoy,
recordarme la visita (por si no había leído el e-mail) y decirme que si viene
por aquí que sigamos trabajando como siempre. Además me delega un poco más de
trabajo, ya que el tendrá que estar con la directiva de esta empresa y el resto
de encargados de sección.
Ya en mi puesto
reviso los informes, le doy a Lucia y otros compañeros lo que tienen que ir
haciendo y preparamos todo el material necesario.
Cuando llevamos
unas tres horas de trabajo, más o menos, se escucha mucho ruido en el pasillo y
de repente Javier entra.
-
Chicos y chicas, sé
que os dije que actuarais con normalidad, pero dejad lo que estéis haciendo
ahora mismo y atenderme. El Señor Martínez está aquí y quiere ver nuestra sección
y comprobar que todo va bien. Sed amables y contestad a todo lo que se os
pregunte. – se nota que Javier se ha puesto algo nervioso por la presencia del
jefe.
En cuanto acaba de hablar
se gira y dice algo hacia fuera. De repente entra un joven seguido de unas
cinco personas algo más mayores que él. Supongo que el joven es el Señor Martínez.
El jefe se detiene al
verme y se me acerca con paso decidido. Su cara me es familiar, yo diría que
demasiado, pero no logro sacar de donde lo conozco. El Señor Martínez se par
ajusto delante de mi mesa y pregunta:
-
¿Paula? ¿Paula García,
eres tú?
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