Capitulo 27 .
CARLOS:
Dejo a Paula que
suba a su habitación, cuando se tranquilice, hablaremos de nuevo e intentare
hacerla entrar en razón. Aunque, por otro lado, ella tiene razón en una cosa,
no sé nada de Javier y podría haberlo cambiado de sección…pero no quiero que
este en la empresa, ahí seguirá viendo a Paula, y así nunca se olvidara de
ella.
Me voy a mi
habitación y me meto en la ducha, las marcas empiezan a salir. Esta vez sí me
molestan, pero desde que esta Paula conmigo duelen menos. Al salir, me estoy
poniendo unos pantalones cómodos cuando me suena el móvil.
- - ¿Si? – digo sin
mirar la pantalla.
- - ¡¡Holaaaaaa
Carlitos!! – tengo que apartarme el teléfono de la oreja del grito que me pega.
- Sabes quién soy ¿verdad? No te habrás olvidado de mi ¿no? –
- - ¡Hola Sofi!
¿Tu…llamando por teléfono? ¿Te ha pasado algo? No sueles llamar a no ser que
necesites algo. –
- - Vaya, vaya,
hermanito, parece que eres un poco rencoroso. Vale que no te llamo casi nunca,
pero tú tampoco me llamas a mí, así que somos igual de culpables. –
- - Ahí tienes razón Sofía,
yo tampoco te llamo. ¿Y qué noticias tienes? ¿Te casas ya por fin? –
- - No hermanito,
James y yo lo dejamos hace ya más de 6 meses. Me engañó Carlos, me estaba
poniendo los cuernos con su socia. Nunca me gusto esa mujer, se la veía muy
lagarta y se lo dije a James en más de una ocasión, pero él me aseguraba que no
pasaba nada entre los dos. Lo pase mal al principio, pero Luigi me dio más
trabajo en el taller. Voy a sacar mi propia línea de ropa Carlos ¡MI PROPIA
LINEA DE ROPA! Y te he llamado porque dentro de dos semanas voy a Madrid a la
pasarela Cibeles a presentar mis modelos de la mano de Luigi. Estoy muy
emocionada Carlos, en serio. Bueno… ¿Y tú que te cuentas? –
- - Pues…voy a ser
padre. –
- - ¡¡¿QUEEEEEEE?!!
¿Vas a ser padre y no me has llamado para decírmelo? – me interrumpe mi
hermana.
- - Déjame que te
explique Sofi, ha sido toda una sorpresa, Paula y yo… -
- - ¿Paula? ¿La vecina
que teníamos en Almería? – me interrumpe otra vez, así no hay quien le cuente
nada.
- - Sofi, Sofi, para,
déjame hablar ¿ok? Si, esa Paula. Nos encontramos el día de su cumple aquí en
Madrid y…ya sabes lo que hicimos. Hace un mes o menos supo que estaba
embarazada y me lo dijo. Ella no quiere ninguna relación ahora mismo, y no
quiere que sepa de su embarazo porque yo soy su jefe… -
- - ¡¡Además eres su
jefe!! ¿Pero se puede saber cuándo pensabas contarme todo esto? – otra
interrupción por su parte.
- - Si Sofía, ella
trabaja desde hace dos o tres años en el laboratorio que era de papá y mamá. Yo
no lo supe hasta que no empecé a trabajar allí. El embarazo no entraba en sus
planes, ni en los míos, pero si le miro el lado bueno, esto me acerca más a
ella… -
- - Estás enamorado
¿verdad hermanito? Yo siempre vi algo entre vosotros hasta que nos fuimos. Y
ahora en que plan estáis, porque digo yo que el embarazo une y que ella no querrá
estar sola con el bebé. Por cierto ¿sabéis si es niño o niña? –
- - Es niño, nos lo
dijeron hace poco. Y ahora…pues ella vive en mi casa, a veces nos enrollamos,
pero no tenemos nada serio, ya te he dicho que ella no quiere, pero yo la
esperare lo que haga falta.
- - ¡Que emoción
Carlos! Dentro de dos semanas estaré allí ¿crees que le molestara a Paula mi
presencia? –
- - No te preocupes
Sofi, te puedes quedar en mi casa, no creo que le moleste a Paula, siempre le
caíste bien. Ya verás que bien nos lo pasamos. Avísame el día exacto que
vengas, para avisar en el laboratorio e ir a recogerte al aeropuerto. –
Seguimos hablando un poco
más sobre trivialidades, nos despedimos y cuelgo el teléfono. Miro la hora y
¡madre mía! Hemos estado hablando una hora y media. Seguro que Paula estará más
calmada, o eso espero. Me dirijo al salón, pero allí no está y en la cocina
tampoco, aunque veo vajilla en el escurre platos, seguro que ha cenado ya. Entro
en mi despacho para mirar los e-mails que tengo por si alguno es importante y
debo responderlo.
Después de un rato
contestando algún que otro e-mail, mirando las redes sociales y leyendo cosas
sobre el embarazo, decido que es hora de ir a dormir, creo que mañana será otro
día para hablar con Paula con calma. Al subir a mi habitación, miro hacia la de
Paula y la puerta está cerrada. Me acerco hasta ella para pegar la oreja y
escuchar, pero no se oye nada, ella debe estar durmiendo.
PAULA:
A la mañana
siguiente me despierto antes de que suene el despertador, no he dormido muy
bien y me pesa mucho el cuerpo. Entro en el baño y las ojeras que tengo no sé cómo
las voy a tapar. Me arreglo y me pongo corrector y maquillaje, pero aun así se
notan mucho.
Bajo a la cocina y
no hay ni rastro de Carlos. Voy mirando por los armarios para preparar el
desayuno y empiezo a sacar magdalenas, galletas, leche, etc. Encuentro también
las capsulas de café y cojo una taza para para prepararme uno.
- - Que bien huele a café
expreso, pero creo tú, preciosa, no deberías tomar café en tu estado. – dice - Carlos
entrando en la cocina y quitándome la taza de café. – Para la señorita mejor un
zumo de naranja o un vaso de leche con miel. –
- - Necesito un café Carlos,
no he dormido bien y parezco un oso panda con estas ojeras. – le digo, y
consigo que me mire la cara.
- - Pues la verdad es que,
si tienes mala cara hoy Paula, si no estás bien, no tienes por qué ir a
trabajar, llamo ahora mismo al laboratorio. –
- - No, no…no. Quiero
ir a trabajar, así me distraigo. Solo he tenido el estómago revuelto un poco. Además,
tengo que avisar de mi embarazo hoy. –
Cojo unas cuantas
naranjas y me hago un zumo que me tomo con unas magdalenas.
Salimos de la casa
y nos vamos al laboratorio. Una vez allí, desde mi mesa de trabajo, llamo a “personal”
y le digo a la chica que me atiende, que estoy embarazada. Me pide ir allí y me
hacen unas cuantas preguntas que respondo sin problemas. Me avisan que sobre
las 28 semanas me darán de baja por embarazo, ya que mi trabajo a esas alturas será
un tanto peligroso, que después tendré mis meses de maternidad y me explican
que cuando todo termine tengo dos opciones, incorporarme o pedirme una
excedencia de maternidad hasta que el bebé tenga un año, hasta esa fecha me
guardan mi puesto. Les doy las gracias por la información, me dan la
enhorabuena y vuelvo a mi puesto de trabajo.
Me suena un
mensaje en el móvil. Lo miro sin llegar a leerlo, de Carlos, seguro que quiere
que comamos juntos. Luego lo leeré. A los pocos minutos me vuelve a sonar el teléfono,
esta vez una llamada. Es Carlos también, pero le cuelgo, porque en el
laboratorio solo cojo llamadas cuando son importantes.
Cuando guardo el teléfono
sin sonido en el bolsillo empieza a vibrar, lo miro y Carlos de nuevo, y otra
vez le cuelgo. Lo guardo y de repente suena el teléfono de la oficina de
Javier. Es un teléfono de marcación interna y todos saben que ya no trabaja. Por
si es importante me acerco y descuelgo.
- - ¿Si? – digo al
descolgar.
- - Por fin me coges
una llamada Paula. –
- - ¿Qué quieres
Carlos? Estoy trabajando. –
- - Ya me han
informado sobre lo de tu embarazo, no he dicho nada, pero sabes que tarde o
temprano se acabaran enterando cuando me coja los días de paternidad. –
- - Lo sé, lo se
Carlos, pero por ahora prefiero que nadie sepa nada. ¿Quieres algo en especial
o me llamabas solo para eso? –
- - Solo era para eso
y para decirte que pienso comer contigo hoy. –
- - ¿No podías decirme
todo eso en la hora de la comida? ¡AY! Voy a sentarme un momento… -
- - ¿Estás bien Paula?
–
- - Sí, sí, estoy
bien, solo se me pone la barriga un poco dura y tengo algunas molestias, nada más.
Me pasa desde anoche, creo que me están afectando todas las cosas que me están pasando
últimamente. –
Carlos me vuelve a
preguntar de nuevo si estoy bien y se lo digo y recalco una vez más. Me despido
de él y le digo que tengo que trabajar.
Una vez en mi mesa
sigo con la investigación de las células nuevas en la sangre de Carlos que me
mandaron. Hay reacción entre los glóbulos rojos y las células nuevas y durante
un buen tiempo están reaccionando las nuevas. Pero al cabo de un rato, al mirar
por el microscopio, veo que las células nuevas no están, y siguen las
defectuosas que ya tenía él antes. Si supiera por lo menos que fue lo que se
inyecto la madre de Carlos, los componentes que llevaba y en qué cantidad, podría
acercarme a la solución. Pero nadie supo jamás que fue lo que se inyecto, a excepción
de su padre y su antiguo jefe, ambos ya fallecidos.
Sigo haciendo
injertos y probando diferentes fórmulas químicas con las células nuevas,
analizando al milímetro la sangre de Carlos pro si me pudiera dar alguna pista
de algo, pero siempre acabo frustrada de no encontrar nada. Sé que algo estoy
pasando por alto, pero no sé qué es…
Lucia me avisa que
es hora de comer y lo dejo todo como esta. Cojo mis cosas y nos vamos.
En el restaurante Luis
no aparece y le mando un mensaje al móvil que me responde al momento, diciendo
que su sección sale una hora más tarde a comer. Últimamente no nos vemos
apenas. Luci y yo cogemos nuestra comida y nos vamos a nuestra mesa, en la que
ya está esperándonos Carlos.
Lo saludamos y nos
sentamos. Comenzamos a comer en un silencio un poco incómodo hasta que Lucia
habla.
- - A ver, no me gusta
comer así, con este silencio, mi hora de comida era de cotilleos y con vosotros
así no puedo cotillear nada. Ya podéis arreglar lo que sea que tengáis entre
manos porque esta situación es horrible. –
- - Lo siento Luci, no
debería permitir que se nos acoplase gente a la que nadie ha invitado a
sentarse, no volverá a pasar. –
- - A mí no me molesta
la presencia de Carlos, Paulita, lo que me molesta es que estéis así por un tío
que ni te va ni te viene Paula, Javier no es mal chico, pero tal vez sea mejor así,
se olvidara de ti de esta manera. Lo que no entiendo es que se haya ido sin
despedirse de nosotras ni nada. Por cierto, dentro de poco viene tu hermano ¿no?
¿Cuándo pensabas decírmelo? Menos mal que hablo con él casi todos los días y me
lo ha dicho. Tengo unas ganas que venga… -
- - Javier no se fue,
lo despidieron. Mi hermano, se me olvido comentártelo Luci, perdóname. Si,
viene dentro de poco, se quedará en mi casa. Organizaremos alguna cena todos
juntos, quiere conocerte Carlos. –
- - Está bien. Hablando
de hermanos, en un par de semanas viene Sofía… - dice Carlos.
- - ¿Sofía? ¿Quién es Sofía?
– le interrumpe Lucia. – Yo también quiero ir a esa cena Paula. –
- - ¿Tu hermana viene también?
– le digo sorprendida, hace muchísimo tiempo que no la veo, la última vez era
muy pequeña.
- - ¿Sofía es tu
hermana? – le pregunta Lucia a Carlos.
- - Si, ella es mi
hermana pequeña, bueno no tan pequeña, tiene 22 años, y viene a la pasarela
Cibeles, a presentar su línea de ropa. Espero que no te importe Paula, se
quedara en mi casa, ya sabes que a casa de mis padres no quiere ir. –
- - No me molesta, no
pasa nada. Nos vamos a juntar al final tanta gente que va a parecer una fiesta…
-
- - ¿Tu hermana es
diseñadora de ropa? ¡¡Guau!! Te dará invitaciones del evento ¿no? Siempre quise
asistir a una pasarela y ver la ropa de las nuevas temporadas. – me interrumpe
Lucia, emocionada. Siempre le gustó mucho la moda, pero no se le daba bien
dibujar, pero si se le da bien lo de ser un “personal shoper”.
- - Supongo que si
Lucia, sinceramente, no hablamos sobre eso, pero supongo que podrás ir.
Seguimos conversando
sobre los hermanos, sobre lo que haremos cuando vengan y varias cosas más hasta
que se nos acaba la hora de comer. Cuando el ascensor se para en nuestra
planta, Lucia sale de él y Carlos me agarra un segundo del brazo para girarme y
darme y beso en los labios que acepto gustosa.
Antes de entrar en
nuestra sección le digo a Lucia que necesito ir al baño, que llevo todo el día
con el estómago raro y poniéndoseme bastante durillo, cosa que no debería pasar
hasta el séptimo mes de embarazo. Ella me acompaña, no quiere que me pase nada
malo.
Nada mas entrar en
el baño, tengo que agarrarme al lavabo, porque me da un repentino pinchazo en
el vientre que me hace retorcerme de dolor.
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