lunes, 5 de septiembre de 2016

El Destino de Paula 18



Capitulo 18



Como suponía, no he obtenido respuesta, y ya ha pasado una semana.

 

Después de enviarle el mensaje a ojitos verdes, le abrí la puerta a Lucia y lo primero que hizo fue darme un gran abrazo, lloramos todo lo que pudimos y esa noche se quedó a dormir conmigo. Pensamos en mil maneras de como contarle a mi madre la noticia y lo mejor era esperar una respuesta del chico misterioso. O en todo caso esperare a la primera ecografía. Necesito saber si este bebe tendrá padre o no. También decidimos que era mejor no decir nada en el trabajo hasta la primera ecografía.

En esta semana he seguido vomitando todos los días y ya no solo por las mañanas, después de comer también me pasaba y en el laboratorio Lucia tenía que encubrirme. Se lo contamos a Luis, pero al estar en otra sección poco puede hacer por mí.

Me hicieron la analítica en la que tuve un leve mareo debido a que tengo la tensión un poco baja.

Hoy voy a que me den los resultados y en unas tres semanas más la ecografía. Poco a poco voy concienciándome y ya tengo ganas de ver a mi bebe.

Le mande un e-mail a Carlos esta última semana para quedar con él, necesitaba pasar un buen rato con alguien de mi pasado, pero no me respondió, supongo que tendrá mucho trabajo por la responsabilidad que tiene ahora y le ha tocado.

 

-          ¡Buenas tardes señorita García! ¿Cómo se encuentra? – me dice el doctor nada más entrar.

-          ¡Buenas tardes! Pues…no me encuentro muy bien, los vómitos han aumentado y creo que tengo la tensión por los suelos. –

-          No se preocupe. Lo vómitos deberían desaparecer a partir del tercer mes de embarazo y ya le queda menos. La tensión se la voy a medir ahora mismo. Siéntese en la camilla. – me pone una banda negra en el brazo y empieza a inflarla hasta apretarme, pero sin hacerme daño y cuando se está desinflando, el medico mira su reloj. – Por ahora la tienes bien, 10/6, pero si te encuentras algo decaída, tomate unas galletitas saladas, sobre todo por las mañanas. Van bien para subir la tensión y controlar un poco las náuseas matutinas. –

Después de eso me dice los resultados de la analítica. El hierro está bien, no tengo anemia, por lo que no hace falta que tome nada especifico.

Lo que me llama más la atención de todo lo que me dice, es que no he pasado la toxoplasmosis, <<una enfermedad transmitida sobre todo por las heces de gato, aunque también la puedes contraer mediante la fruta y verdura mal lavada, que se asemeja a una gripe>> por lo que no podre comer carne cruda (que no me gusta) ni poco hecha, nada de embutido, ni jamón serrano y tampoco algunos tipos de quesos. Eso reduce mi lista de alimentos a muy pocos.

El medico también me hace unas cuantas preguntas, rellena una libretita que me entrega y me dice que la debo llevar siempre conmigo.

 

CARLOS:

“¡Hola ojitos verdes! Tengo una mala noticia que darte ¿te acuerdas de la fiesta de máscaras? Esa en la que no usamos protección, pues adivina…estoy embarazada y tú eres el padre.”

 

No sé cuántas veces he leído este mensaje y aun así no puedo creerlo. Claro que había una posibilidad entre miles y sucedió. No imagine las cosas así para Paula y para mí, pero ahora tendré que hacerme cargo de ello, he de ser responsable con mis errores.

Llevo varias semanas sin apenas dormir, pensando que seré padre, pensando como contarle a Paula que soy yo, que siempre fui yo. No sé cómo decirle que la apoyare en todo y que siempre estaré con ella pase lo que pase. ¿Cómo se tomará mi enfermedad?

No me ha llegado ninguna notificación de ninguna trabajadora embarazada, así que supongo que aún no ha dicho nada en el trabajo, supongo que por miedo al despido o a las miradas y reproches de la gente, no sé. Pero mientras yo esté al mando no será despedida.

Me mando hace un tiempo un e-mail a mí, para quedar, pero no podía hacerlo sabiendo lo que se, me delataría yo solo y tengo que preparar la situación antes, y eso que muero de ganas por darle su regalo.

 

No sé con quien hablar de todo esto, a mi hermana la tengo informada de todo, hablamos por Skype, mensaje, e-mail, pero esto es demasiado serio. Y con mi doctor…con él sí debería hablar porque ¿y si afecta mi enfermedad al bebe? ¿y a Paula? Necesito hacerlo todo cuanto antes, pues supongo que quedara poco tiempo para la primera ecografía y me gustaría estar presente.

 

Es sábado, anoche dormí un poco mejor, después de tomar una decisión. Desayuno tranquilamente y al terminar cojo mi teléfono y llamo a mi médico.

-          ¡Carlos, buenos días! ¿Te ocurre algo? Solo me llamas para emergencias. –

-          ¡Buenos días Mario! Pues en realidad…no es a mí a quien le pasa algo exactamente, es…se trata de una chica, una amiga. Veras, siempre me he protegido en mis relaciones, pero hubo un solo día, una sola vez que no me cuide y ahora ella está embarazada. –

-          ¿Sabe ella lo de tus marcas? –

-          No, no sabe nada. Pero llevo un tiempo queriendo contarle y ahora con más razón. Pero no sé cómo se lo tomara. ¿Podría afectar mi enfermedad al bebe y a Paula? –

-          No lo sé Carlos…supongo que Paula es la chica y madre. Para saber algo debería hacerle unas pruebas y un análisis especifico a la chica… ¿Paula dijiste? –

-          Si, se llama Paula García y vive aquí en Madrid. –

-          Paula García…de que me suena a mi ese nombre… ¡ya se! Esa chica es paciente mío, vino hace más de dos semanas a mi consulta porque creía que había pillado un virus, pero era un embarazo lo que tenía. Pero su analítica…estaba todo bien, claro que era la básica. En dos semanas tengo cita de nuevo con ella para la ecografía y le hare otra analítica pidiendo unos parámetros específicos para comprobar si le afecta o no. –

-          ¿Paula es paciente tuyo? Sé que todo lo de la consulta es confidencial, pero… ¿Cómo se tomó la noticia del embarazo? Necesito saber cómo esta ella. –

-          Pues…no te voy a mentir Carlos, no se lo tomo muy bien, se echó a llorar y cuando le ofrecí el aborto…me dijo un rotundo NO. –

-          Esa es mi chica. – esto lo dije más para mí.

Le di las gracias a mi médico y quedamos en estar en contacto por el bien de Paula y del bebe. Además, me hizo prometerle que le contaría todo a Paula en este fin de semana. Al colgar el teléfono, busque un número y mande un mensaje.

“¡Buenos días Paula! Perdona por escribir tan tarde, he estado asimilando lo que me dijiste. Me gustaría verte, a poder ser hoy, tengo muchas cosas que contarte y creo que debemos hablar sobre el bebé. ¿Puedes quedar hoy para un café?”

Su respuesta me llega en poco tiempo.

“¡Hola! ¿No crees que tres semanas es demasiado tiempo para asimilarlo? Bueno, no importa. Sí, claro que quiero quedar, necesito aclarar varias cosas contigo. Dime hora y lugar.”

Por su contestación, se nota que esta enfadad y no se lo reprocho, me merezco eso y más, la he dejado sola mucho tiempo. Y sé que se enfadara más, pero ya no puedo echarme atrás. Le mando otro mensaje con la dirección de mi casa y la hora, prefiero estar en privado, para que esta vez compruebe por ella misma lo que me pasa y vea todo con sus propios ojos.

 

 

 

PAULA:

Recibo un mensaje de ojitos verdes, ¡3SEMANAS! Ese tiempo ha tardado en contestar. Estoy enfadada con él por muchas cosas, pero por esto…al menos se ha dignado a quedar conmigo. Aunque la dirección que me ha dado no creo que sea de ninguna cafetería, pero iré.

Llamo a Lucia para contarle lo nuevo, más que nada porque necesito liberar tensiones y mi enfado y porque solo ella y Luis saben de mi embarazo.

A medio día no me entra nada en el cuerpo de comer, así que picoteo algo que tenga por la cocina y los armarios, los nervios no son los únicos que me juegan malas pasadas, a ellos se les unen las náuseas del embarazo.

 

A las 17:30 horas salgo de casa y pongo la dirección en el GPS del móvil y veo que es una zona residencial, una urbanización. Cuando estoy llegando, compruebo que todo son casa, más que casas ¡son chalets! Con grandes parcelas.  No sé quién será ojitos verdes, pero si vive por aquí debe ser adinerado. Solo espero que no me haya citado para ofrecerme dinero a cambio de abortar, porque sería el colmo.

Llego a la verja donde pone el número que me indica el GPS y es una casa bastante grande, con cinco o seis habitaciones y un gran jardín. Fuera hay un coche que me resulta familiar. Como la reja está abierta, entro y me acerco a la puerta de entrada. Con mano temblorosa por los nervios toco el timbre. Estoy tan nerviosa que creo que voy a marearme, cuando siento que se abre la puerta y al ver quien hay detrás de ella, mi cuerpo no aguanta más y caigo desplomada volviéndose todo negro.


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